Niños que simulan ser adultos

Hoy me levanté a las 10 de la mañana, me tomé un café con leche y un pancito con manteca. Luego de una tranquila mañana, a eso de las 12 empecé a investigar qué había para ver en el cine. Y me detuve en “Little children” ("Secretos íntimos"en español), con las actuaciones de Kate Winslet y Jennifer Connelly.
De Winslet siempre me quedó el recuerdo de Titanic, donde interpreta a una chica simpática, algo entrada en quilos, que se enamora de Leonardo Di Caprio, pero que cuando las papas queman y se tienen que quedar flotando en una madera, ella se queda con todo. ¿Por qué no le dejó un poco de espacio? Siempre me pareció muy egoísta de su parte, la gordita.
Pero bueno, luego de verla en “Little children”, Kate Winslet se ganó mi admiración. La película está estupenda, tiene diálogos muy sutiles, está armada muy inteligentemente. Se mete con el tema del matrimonio y las relaciones entre adultos. Kate está casada con un tipo que no le da mucha bola. Tiene una hijita, a la que lleva todos los días al parque y con la que le cuesta relacionarse. Todos los días, en el parque aparece otro papá (Patrick Wilson) con su hijito. El hombre rubio también está casado y no trabaja.
Su mujer (Jennifer Connelly) lo hostiga un poco para que estudie, se reciba o haga algo, pero al tipo le cuesta encarar. El rubio y Kate Winslet se enamoran, o algo parecido. Se empiezan a ver a solas, tienen sexo. Siguen pasando cosas, aparecen otras historias, truculentas algunas, y en la hora y media que transcurre la película, no hay ni un segundo de aburrimiento. “Little children” es una película para pensar, porque es muy real, deprimentemente real. El guión y la dirección son de Todd Field, un tipo de 40 años que tiene poco en su currículum, salvo algunos episodios de Carnivàle.